Qué tarde de domingo en el Teatro Martí, con el concierto de Niurka González (flauta) y Joaquín Clerch (guitarra). Comenzó con una sonata dedicada a Juana Borrero, la poeta-virgen que escribió las cartas de amor más hermosas de la literatura cubana. De la tristeza y el drama de otros tiempos los dos intérpretes pasaron a los sonidos de La Habana y a una fantasía que llenó la atmósfera de pájaros y peces, animales errantes, demonios paganos y cristianos, hechiceros verdes, beatos lujuriosos, saltos de agua. Transfiguraron el hecho, inicialmente prosaico, de estar sentada en una butaca, un día cualquiera. La guitarra es una mezcla de naturaleza tórrida y botánica de colores muy vivos. Pero la flauta va de la magia indígena al baile callejero, como dijo una vez Fina García Marruz de la mismísima Juana Borrero: "intensa, lúcida, apasionadísima..." Ella sopló su flauta y hechizó el teatro. Podría habernos llevado en comitiva hasta el Malecón y allí dejar que nos ahogáramos como las ratas del cuento.
Rosa Miriam Elizalde (periodista, 5 de febrero de 2017)
Tomado de su perfil de FB